miércoles, 4 de junio de 2008

PARA UNA REFUNDICION. J R Capella



1. “Quemar las naves”: eso hizo un paisano nuestro hace muchos años. Con ello significaba que no había vuelta atrás. Que sólo había camino hacia delante.

Si la refundación de las instituciones de eso que llamamos la izquierda va en serio, hay que quemar las naves. No se pueden dejar en pie para que vivaqueen en ellas los que ya no creen en ningún proyecto colectivo.
Las naves son las instituciones con que se ha llegado hasta aquí.

2. Hemos de eliminar radicalmente la pretensión de que tenemos soluciones para todo. Y echarnos a reir cuando se nos hable de “sistemas totales”, de cambios “totales”.

Pero no tenemos puerto de llegada.

Simplemente, hemos de atenernos a un proyecto estratégico compartido, revisar a cada vuelta del camino los objetivos inmediatos, los eventuales cambios tácticos, y proceder disciplinadamente como un conjunto de personas estructurado y organizado.

Eso exige democracia interna de la institución de que nos dotemos, ser implacables con los tramposos, y mucha contención personal: pensar lo que se dice y lo que se hace. El debate informado y la decisión sensata, a la que no se llega por mera formación de mayorías, sino por convencimiento general que conserva como un tesoro las opiniones discrepantes: tener la mayoría no siempre es lo mismo que llevar razón.


Hay que dar tiempo al tiempo.

Y significa también organizarnos modestamente bien.

3. La cuestión del nombre no es trivial. He aquí algunas consideraciones.

Izquierda Unida ya no puede ser: porque si una institución política ha dado muestras de desunión es ésta. ‘Unida’ ha de quedar fuera por veracidad. Cuestión distinta es aspirar a unificar en una sola institución muy flexible a todos los grupos “de izquierda”, por decirlo así, no meros reformistas, y conseguir que se sientan cómodos en ella, quemando también sus naves.

¿’Izquierda’? Eso, aunque menos, también es dudoso. Las denominaciones ‘izquierda’ y ‘derecha’ proceden de posiciones relativas en las instituciones parlamentarias, en las instituciones del estado. Y nosotros no debemos estar sometidos a la lógica de esas instituciones.


¿Por qué no elegir otro criterio para definirnos? Más abajo, al hablar de quiénes somos, encontraremos razones para dejar a otros la palabra izquierda, y definirnos nosotros con una palabra nueva. La vanguardia ha de adelantarse a los tiempos.

Un criterio definitorio ha de tener que ver con el proyecto: ser una alternativa social; o con nuestra posición de rebeldes o insumisos.

4. ¿Contra qué nos rebelamos?

Contra un mundo de desigualdades e injusticias mantenidas y reproducidas por la estructura empresarial de poder, apoyada por los estados y los centros de poder supraestatales.

Contra la militarización del mundo; contra el apoyo de las armas a los “libremercados”: principalmente por el petróleo, pero también para mantener en el mundo sistemas de opresión favorables a los intereses del capital.

Contra la destrucción del ecosistema: poned aquí todas las cuestiones que sabéis que afectan a la destrucción o a la degradación del nicho de la vida; y aprendamos a ver otras —no sea que la agenda mental nos la construyan otros—: la hiperurbanización, las comunicaciones —todo concebido para el negocio y no para la vida—.

Contra la degradación de la democracia en las instituciones. Barreremos con eso y con esos.

Contra las desigualdades que o permanecían invisibles o no encontraban voz para expresarse: las desigualdades sexistas. Y la de las personas dependientes. La de las personas que no siguen las normas corrientes. La desigualdad cultural de las gentes que han tenido que emigrar y que necesitan especial protección.

5. ¿Somos progresistas? ¿Qué significa la corriente creencia en el progreso?

El progreso que vemos es tecnológico: aumento de la capacidad de producir, aunque una parte de la producción sea de objetos inútiles; y aumento de la capacidad de destruir.

Continúa:PARA UNA REFUNDICION. J R Capella

No hay comentarios: