Esto mismo sentimos mucha gente dentro de IU....
Sentirse acompañado
LUIS GARCÍA MONTERO 05/04/2008
Suelo escribir poco sobre Izquierda Unida. Aunque me preocupan demasiado sus asuntos y me afectan sus debates, prefiero casi siempre guardar silencio, no pedir la palabra. Y no es que me falten ideas, es que temo molestar, hacer daño a alguien, herir a algún amigo. Las disputas internas en Andalucía y en el resto de Estado han descendido a tales abismos oscuros que opinar sobre un tema político parece como entrar en guerra personal contra un sector de la organización. Si me mostraba favorable a la renovación, sentía que estaba haciendo daño a viejos amigos que llevaban muchos años luchando por la izquierda. Si no defendía la renovación, cargaba con la culpa de no ayudar a amigos jóvenes que están obligados a aportar una nueva lectura de la realidad en la que vivimos. Si alababa el trabajo de una agrupación de Izquierda Unida en un pueblo o en una ciudad, me preocupaba que mi actitud se entendiese como un ataque a la dirección o al grupo parlamentario. Y viceversa. Es difícil opinar con libertad cuando uno está afectado de compañerismo en un lugar en el que la gente ha dejado de sentirse compañera.
LUIS GARCÍA MONTERO 05/04/2008
Suelo escribir poco sobre Izquierda Unida. Aunque me preocupan demasiado sus asuntos y me afectan sus debates, prefiero casi siempre guardar silencio, no pedir la palabra. Y no es que me falten ideas, es que temo molestar, hacer daño a alguien, herir a algún amigo. Las disputas internas en Andalucía y en el resto de Estado han descendido a tales abismos oscuros que opinar sobre un tema político parece como entrar en guerra personal contra un sector de la organización. Si me mostraba favorable a la renovación, sentía que estaba haciendo daño a viejos amigos que llevaban muchos años luchando por la izquierda. Si no defendía la renovación, cargaba con la culpa de no ayudar a amigos jóvenes que están obligados a aportar una nueva lectura de la realidad en la que vivimos. Si alababa el trabajo de una agrupación de Izquierda Unida en un pueblo o en una ciudad, me preocupaba que mi actitud se entendiese como un ataque a la dirección o al grupo parlamentario. Y viceversa. Es difícil opinar con libertad cuando uno está afectado de compañerismo en un lugar en el que la gente ha dejado de sentirse compañera.
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